Más de 100 años de historia y dedicación al turismo avalan a este emblemático hotel del Puerto de Pollensa.
Historia (según podemos leer en hotel-miramar.net):
«Mucho ha cambiado el Port de Pollença en 100 años, y también el Hotel Miramar, eso sí, a día de hoy conserva su excelente trato y cariño hacia el cliente. El Hotel Miramar está cargado de bellas historias escritas por sus propietarios, pero también por sus clientes que año tras año repiten su alojamiento y con ello, continúan escribiendo su historia. Los inicios del Hotel se remontan a principios del siglo XX. Como muchas otras familias, la familia Borràs Cerdà se dedicaba a la pesca, un duro trabajo diario para el que disponían de un llaüt. El patrón de la embarcación era el padre, mientras que sus hijos Cosme y Antoni le ayudaban como marineros.
Antoni Borràs era el más joven de los hermanos y tenía otras inquietudes y unas ideas que no compaginaban con el duro trabajo de pescador. En un momento dado, decidió emigrar a Buenos Aires donde empezó una nueva vida: trabajó en varios oficios y pasados unos años fue contratado para trabajar en la residencia del presidente de Argentina como Ayudante de Cocina. Aunque disponía de trabajo, su añoranza le obligó a embarcarse y volver a su querida Mallorca: eso sí, lleno de nuevas ideas y nuevos conocimientos adquiridos en un Buenos Aires esplendoroso. Una vez en Pollença, contrajo Matrimonio con Francisca Martínez y se instalaron en una casa en el Port de Pollença, regalo de sus suegros. Es aquí cuando se inicia la historia del Hotel Miramar. En esta casa, el joven matrimonio abre una pequeña fonda, tienda de víveres y unas pocas habitaciones. Con los años y la llegada de viajeros amplían y acondicionan su establecimiento. El Hotel Miramar dio alojamiento a los primeros turistas, como Fernando Moragues, quien pudo fotografiar la transformación de una casa de pescadores utilizada como fonda-pensión en un moderno hotel. También los artistas frecuentaron el hotel, como Anglada Camarasa y su grupo hasta que se convirtió en residencia del pintor por una larga temporada. De hecho, algunos artistas argentinos como Tito Cittadini, Aníbal Nocetti, Roberto Ramaugé, Luis Cordiviola y el mexicano Roberto Montenegro, discípulos del maestro Anglada Camarasa, se instalaron en el Hotel Miramar mientras esperaban una vivienda permanente en la isla.»
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